DISCURSO para la “Primera Promoción de Operadores Políticos”
Centro de Liberalismo Clásico, Lima, Perú, 28 de agosto de 2015
Amigos del Centro de Liberalismo Clásico y de “Perú Nuevo”
MUCHAS GRACIAS A DIOS doy en primer lugar; porque en Su Providencia generosa me permitió fundar el Centro de Liberalismo Clásico en Lima, Perú, junto con muchos otros muy buenos amigos y excelentes compañeros en esta causa, tan justa y tan noble, hace unos años.
Muchas gracias también al Pastor Claudio Zolla y a todos quienes apoyaron y participaron en el Centro, y han seguido firmes hasta hoy (nombres y apellidos…) Y tantos cientos que no puedo nombrar, disculpen por favor, porque necesitaría espacio suficiente para varios millones de caracteres.
Por aquel entonces vimos que el inmenso e inagotable tesoro del Liberalismo Clásico estaba nada más en los libros, artículos y ensayos de revistas más o menos académicas, o sea en anaqueles de bibliotecas. Y en meros artículos de prensa y conferencias de ciertos comentaristas y analistas “críticos” de los Institutos dedicados a la obra de Mises, Hayek etc., muy encerrados en sí mismos, y para colmo muy ganados para la chifladura del anarquismo anti-político y partidofóbico, que confunde el estatismo con el Estado, algo así como confundir la hepatitis con el hígado.
No había partidos liberales de verdad, ni siquiera en estado embrionario, pese a que el liberalismo es una “política”, no una ciencia, ni una filosofía, mucho menos una religión. Así el mensaje liberal no estaba en la calle. Ni en las Universidades. No llegaba jamás a la gente corriente.
A la gente le llegaba mensaje socialista nada más, en versiones casi iguales unas y otras, algo distintas sólo en matices y temas secundarios, y desde luego en diferencias personales (¿personalistas?) entre los jefazos de izquierda y “centro-izquierda”.
Así en cada elección, los liberales damos el triste espectáculo de discutir, hasta acaloradamente, cuál de todos los caudillos y candidatos socialistas es “menos socialista”, y cuál estatista es “menos estatista”; o sea “el mal menor”. Para peor, si el fulano “mal menor” está muy abajo en las encuestas, nos dicen que “no tiene chance, así que mejor otro para no perder el voto”, y tonterías por el estilo. Y todo para que al final gane el más socialista, el más puro y duro, como es previsible si la hegemonía ideológica de las izquierdas es total y absoluta, y no hay quien cuestione el socialismo como tal, y asuma sin miedo la defensa del capitalismo honesto.
Eso pasa aún, pero ya está comenzando a cambiar, gracias a Ustedes.
Cuando fundamos el Centro, la meta fue tomar todo ese rico y valioso acervo del Liberalismo Clásico en los libros, ensayos, y artículos de prensa y conferencias, y convertirlo en un Programa Político, “las Cinco Reformas”, y un Plan Operativo, “La Gran Devolución”. Mostrando a nuestro pueblo que no es inevitable caer de un estatista en otro, y que hay un camino real y cierto de salida del mercantilismo y el socialismo, que pasa por la creación de un Partido, y congresistas liberales para derogar las leyes malas.
Y mostramos ese camino en tono afirmativo, no de pura crítica, no de sólo describir penurias y llorar tristemente las calamidades que nos afligen, no de pura queja amargada y resignada. Para que la gente vea y entienda los graves problemas de fondo, más allá de la minúscula politiquería menuda de cada día y cada semana, anecdótica, coyuntural, personalista, chismosa y escandalosa, superficial y sesgada.
Ofrecimos a la gente las respuestas a los problemas, y sobre todo las soluciones: prácticas, simples y viables. Mostrando y demostrando, respondiendo y comunicando, en términos sencillos. Que se vean las Cinco Reformas; todas se pueden entender sin tener un Posgrado.
Durante varias décadas las ideas liberales fueron desconocidas por el grueso de la ciudadanía. El votante sin información especializada, nada sabía de la privatización del subsuelo y los recursos naturales, la des-monopolización y la apertura de los mercados, el patrón metálico para el dinero, la desestatización de la banca, de la enseñanza, de la atención médica, y de las jubilaciones y pensiones.
Ahora, por primera vez en muchos años, estamos llevando a la práctica nuestras propuestas. Y no desde una Fundación, de esos “tanque de pensamiento” puramente académicos, que sólo dan charlas y seminarios, nada más. Lo cual es inconducente, pues si una doctrina política no está representada en partidos, no los hay identificados con ese ideario, y no hay candidatos para cargos electivos ni campañas electorales, la gente no puede conocer esa doctrina. Y si la conoce no la puede creer, ¡con toda razón! Más aún con la gran confusión sobre el “Neo-liberalismo”, que estamos comenzando a despejar.
No esperamos mucho apoyo de la prensa, así que estamos creando nuestros propios medios informativos.
En el Perú, y para ejemplo de toda América, lo hacemos desde un Movimiento Político, para ganar visibilidad, credibilidad y confianza entre la gente que vota. Y para ganar elecciones; y para cambiar por esa vía el entero sistema de Gobierno, y no meramente las figuras de turno en el poder.
Ahora los de “Perú Nuevo” encabezamos la lucha por la concreción de esas ideas. Somos efectivos de verdad, porque creamos, articulamos y desarrollamos un grupo político, para propaganda, activismo y proselitismo. Reunimos firmas e integramos gente que firma en un partido inspirado en el Liberalismo Clásico, capacitamos líderes, y postulamos a la Presidencia y al Congreso candidatos 100 % en esa línea, comprometidos solemnemente a derogar las leyes malas e impulsar Las Cinco Reformas.
Somos ejemplo para los demás países de nuestra América latina: votamos candidatos identificados con nuestro Programa si los hay, y hacemos partidos nuestros si no los hay. Y en el mientras tanto, jamás votamos a candidato estatista alguno, sea bolchevique, menchevique o mercantilista; preferimos no votar, o votar en blanco o nulo/viciado, mientras seguimos trabajando sin descanso hasta tener la opción propia.
Muchas gracias a los integrantes de la “Primera Promoción de Operadores Políticos” que me honran poniendo mi nombre como distintivo, precioso e inmerecido regalo que no me esperaba.
Muchas gracias por su generosidad a Ustedes, y sobre todo por estar llevando a cabo aquella meta, aquel sueño. Avanzando un paso cada día, todos los días.
Ustedes lo están concretando: están comenzando a liberar al Perú y a Latinoamérica de todas estas lacras, y transitando con partidos, políticas y estrategias liberales, por el camino a la seguridad, a la justicia, la paz y el orden, la prosperidad y el desarrollo. A través de la vieja y sencilla pero efectiva fórmula de los Tres Pilares: Gobiernos limitados, mercados libres y propiedad privada; “las sendas antiguas”, como podemos leer en Jeremías 6:16.
Ustedes recorren las calles y los barrios de las ciudades, ganando simpatía y apoyo del pueblo a todo lo largo del territorio del país, en capital y en provincias, en la costa, en la sierra y en la selva. Es la ventaja de contar con un Plan Político para mostrar, un Programa de Gobierno, con propuestas concretas 100 % liberales, para imprimir y repartir, además difundir en audios y videos. No con anti-políticos sino con un nutrido equipo de líderes políticos decentes y preparados, libres de estatismo y socialismo.
Eso sí: siempre realistas y apegados a la verdad. Sin engaños ni “mentiras blancas” o de ningún color. Sin crear falsas expectativas. Ofreciendo esperanzas, pero sólo esperanzas con fundamento duro.
Ustedes hacen la diferencia y marcan el rumbo. No es mediante la violencia. Ni los “cacerolazos”. Ni las interminables “marchas” callejeras, inútiles e inefectivas, que a nada positivo conducen sino al cansancio, al agotamiento y la frustración. Es mediante la acción partidista, política y electoral, ejecutada de modo racional, realista y oportuno, con el uso inteligente y eficaz de los recursos políticos. Como debe ser en una democracia civilizada, es decir: representativa.
Muchas gracias otra vez, y que Dios Nuestro Señor desde el Trono de Su Gloria les bendiga ricamente a todos Ustedes y al Perú y a nuestra América latina!
Alberto Mansueti
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