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¿PLEGARIAS “POR LA NACIÓN”?

Hermano mío cristiano, ¿hacen en tu Iglesia plegarias “por la nación”, supuestamente “para que Dios ilumine a nuestras autoridades”? Quiero que veas esto: Dios no responde a esas oraciones.

Y no es una opinión; es un hecho. ¿O tú no has visto que hace harto tiempo que oran así las iglesias cristianas en Latinoamérica, y sin embargo las cosas no mejoran, y que con cada gobierno nuestra situación es igual o peor que con el anterior? Es un hecho. Esa falta de respuesta de Dios, amerita una explicación. Sobre todo porque puede dar un mal testimonio: el no cristiano puede con todo su derecho preguntar: “¿Y qué pasa con ese Dios de Uds.? ¿Es sordo? ¿O acaso está durmiendo?”

La explicación existe, y está en la Biblia: el problema es el sistema. Esto hay que entenderlo de dos formas: al derecho y al revés. (I) Primero: al derecho. En extensos y detallados capítulos de sus cinco primeros libros (Pentateuco o La Ley), la Santa Escritura prescribe para las naciones un sistema legal y político muy específico, que allí se llama con el nombre de “Judicatura” o gobierno de los jueces, pero en términos generales es “gobierno limitado”. Es limitado en funciones: de milicia y policía, de justicia, y de algunas pocas obras públicas. Por tanto, limitado también en poderes, y en recursos financieros.

(II) Segundo: al revés. Como lógica consecuencia, la Biblia proscribe el sistema contrario, que allí se llama “Monarquía” o gobierno de los reyes; pero en términos generales es “estatismo”. Es principalmente en el capítulo 8 del libro I de Samuel. Y numerosos pasajes en el Antiguo y Nuevo Testamento confirman el Consejo de Dios a las Naciones: sistema de Gobierno limitado. No estatismo, donde el Gobierno “ilimitado” concentra infinidad de funciones, de poderes, y de dinero. Es el tipo o modelo que tenemos, porque democrática y constitucionalmente lo hemos adoptado, despreciando el otro sistema.

Dice asimismo la Biblia que si el pueblo escoge ese mal camino, innumerables calamidades caerán sobre la nación, muy vivamente descritas, en Deuteronomio 28:15 hasta el final, y en ese mismo capítulo 8 de I Samuel. Que termina con esta solemne y terrible sentencia: “Clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día” (I Sam 8:18).

Es la respuesta a la pregunta de por qué Dios no da respuesta. En el libro II de Crónicas capítulo 7 se dice que el pueblo puede orar por la nación, pero si se arrepiente y “se devuelve de sus malos caminos”; lo que no ocurre ni han ocurrido en Latinoamérica, al contrario: cada vez más estatismo! Por supuesto que a estas claras exigencias escriturales, los pietistas dan toda clase de interpretaciones “espirituales”, es decir: caprichosas y arbitrarias, de tipo romántico y subjetivo, porque adhieren al antinomianismo y al anti-intelectualismo. Y no pocos al socialismo.

Sin embargo, eso es lo que está escrito. Y muy lejos de probar que no hay Dios, o que no oye, su falta de respuesta prueba lo siguiente: (1) que como Soberano de su Creación, Dios es quien dicta la Ley; (2) y la aplica, sin faltar a Su Palabra-Ley; (3) y no puede ser burlado: su voluntad se hace. Esto es muy claro: si un país escoge el modelo estatista, en contra del explícito Consejo de Dios a las Naciones, ¿no ha de atenerse a las consecuencias, claramente establecidas por el Rey Soberano?

Asimismo debemos entender: (4) que para hallar respuesta favorable del Altísimo, nuestra oración debe ser acompañada de arrepentimiento, por andar caminos torcidos, y de “enderezamiento” o correctivo. La pésima condición de la nación impenitente, que no se arrepiente ni corrige sus malos caminos, pese a que se ve hundida cada día más en la miseria, la opresión, la ignorancia y el envilecimiento moral, es un buen testimonio acerca del carácter de Dios, y de la naturaleza objetiva de su Palabra, y también de su valor normativo. Los no cristianos deberían considerarlo. Y también los pietistas.

—– Materiales de estudio bíblico y teológico hay muchos, incluso introductorios. En inglés:

—– Y en español pueden consultarse mis escritos:

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